sábado, 14 de abril de 2012

La Santa Eucaristia.


Regresamos a nuestras labores despues de un largo periodo de espera y es un placer para un bloggero o bloggeros como nosotros, pero aun mas que bloggeros evangelizadores tratar sobre la importancia de la eucaristia, entre los documentos que podemos mencionar (especialmente pos-conciliares) uno de los cuales tiene mucha relevancia y muy pocos catolicos (incluyendo los mas comprometidos) conocen es la Instruccion General del Misal Romano, el cual nos explica de manera muy detallada cada parte de la Santa Eucaristia y la forma en que nuestra Iglesia nos invita a vivirla, consideramos de gran importancia el estudiar este tipo de documentos y aunque no es nuestro estilo el escribir tratados enormes de teologia si que es nuestro campo el estudiar los documentos y verlos desde la perspectiva del laico.

Para este proposito iniciamos con un estudio sobre la eucaristia y su importancia, iniciamos con una pequeña introduccion basandonos en la Instruccion General del Misal Romano (de ahora en adelante solo escribire IGMR para referirme a este documento).


PROEMIO (IGMR 1)

1. Cuando iba a celebrar con sus discípulos la Cena pascual, en la cual instituyó el sacrificio de su Cuerpo y de su Sangre, Cristo el Señor, mandó preparar una sala grande, ya dispuesta (Lc 22, 12). La Iglesia ha considerado siempre que a ella le corresponde el mandato de establecer las normas relativas a la disposición de las personas, de los lugares, de los ritos y de los textos para la celebración de la Eucaristía. Tanto las normas actuales, que han sido promulgadas con base en la autoridad del Concilio Ecuménico Vaticano II, como el nuevo Misal que la Iglesia de rito Romano en adelante empleará para la celebración de la Misa, constituyen un argumento más acerca de la solicitud de la Iglesia, de su fe y de su amor inalterable para con el sublime misterio eucarístico, y testifican su tradición continua e ininterrumpida, aunque se hagan algunas innovaciones.


De este texto es importante recalcar como la iglesia a ejemplo del mismo Cristo presta importancia a la necesidad que la celebracion liturgica deba ser celebrada en un lugar adecuado y para ello toma a dispocision la liturgia con base a la autoridad del Concilio Vaticano II, hace valer tan grande ministerio e insiste a que la celebración de la misa se vuelva "un argumento más acerca de la solicitud de la Iglesia, de su fe y de su amor inalterable para con el sublime misterio eucarístico"

Debemos recordar que la eucaristia es el testimonio de fe inalterable, el cual se ha mantenido desde los primeros cristianos hasta nuestros dias el documento declara lo siguiente: "La naturaleza sacrificial de la Misa afirmada solemnemente por el Concilio Tridentino, en armonía con la tradición universal de la Iglesia, ha sido expresada nuevamente por el Concilio Vaticano II [IGMR 2]" siendo de este modo la iglesia sigue dando esta expresion viva de fe que se vuelve a proclamar en el Concilio Vaticano II.

Asi como la iglesia considera importante la naturaleza sacrificial de la Misa, tambien pone en cada uno de los gestos y oraciones una forma de expresion para que los laicos se adentren en el misterio sacramental y nos recuerda "De este modo, en el nuevo Misal, la norma de la oración (lex orandi) de la Iglesia responde a la norma perenne de la fe (lex credendi), por la cual, somos amonestados, a saber, que el sacrificio, excepto por la forma distinta como se ofrece, es uno e igual en cuanto sacrificio de la cruz y en cuanto a su renovación sacramental en la Misa. [IMGR 2]"

Terminamos esta breve introduccion e iniciaremos nuevamente la proxima semana con los numerales 3 y 4, recordando tambien a todos nuestros lectores y escuchas que iniciaremos el estudio del documento Porta Fidei en nuestro programa de radio el dia lunes a las 9:00 am en Radio Maria El Salvador, esperando como siempre sus comentarios aca por este medio, Bendiciones.

viernes, 1 de julio de 2011

70 VECES 7.

Quien dice que ama a Dios y no lo ve, y no ama, a su hermano a quien ve, es un…


Perdón…

y solo hay silencio.

Perdón has dicho y no tengo respuesta…

Solamente mi mirada, y tu mirada,

Miradas enfrentadas,

la mía fulminantemente agresiva, la tuya solemnemente desconfiada,

Miradas plenas de soberbia contenida, de odio y rencor ni siquiera escondidos.

Perdón, has dicho,

y, silencio es la respuesta.

Perdón, perdón, perdón, es un eco abusivo instalado en mi mente. Y es:

Perdón, el estímulo que suelta los resortes, que lanzan el rencor y la ira acumulada, y toda clase de sentimientos, aprisionados y encerrados, en algún pequeño rincón escondido, de este corazón, agobiado, por esa piel de piedra, y repleto de amargura.

Perdón has dicho,

¿Te parece suficiente?

Que apenas esas seis letras y tan pequeña palabra, sean suficientes, para aliviar el inmenso dolor producido.

Perdón has dicho… Y esperas, que cual tecla de computadora, inmediatamente se supriman los recuerdos y las secuelas de dolor que todavía me lastiman.

Perdón me dices,

y, solo he podido sentir en tu mirada, escondidos los restos de una mentira disimulada.

Perdón, perdón y para aumentar mi dolor, escucho nuevamente perdón.

Muy apenas, puedo asimilar esta sorpresa, la de encontrarme con lo inesperado.

Tú pidiendo perdón… si, pidiendo perdón, pero, tu gesto desafiante, me muestra, que solo estas “diciendo perdón” y no lo estas pidiendo.

Es tu mirada delatante, un video de mal gusto, que solo muestra tú lucha interna, por tener que hacer, lo que no quieres hacer, por hacer lo que no sientes.

Y, entonces me pregunto:

¿Y así, que valor tiene pedir perdón?

Yo, por lo menos estoy convencido que jamás te pediría perdón, yo no pido perdón; Si, ya se lo que estas pensando, no me digas nada, dejémoslo así, que únicamente puede ocurrir, que crezcan mis recuerdos mas ingratos y mi rencor, ¿acaso te crees con la altura moral, para reclamar, mi incongruente sentido cristiano?

¿Quién crees que eres?

¡Instrumento de dolor encarnado!

¿Quién te crees?

¡Envidia materializada!

¿Qué eres?

Rencor, maledicencia y chisme, trinitaria violencia enquistada en tu vida; lugares comunes donde escondes y guardas, la altanería, la incomprensión y tu propia ausencia de perdón.

Perdón, me has dicho,

y no comprendo, porque tengo que admitir, que no lo acepto.

Perdón me dices y se repite perdón.

Ya tengo en mi, una feroz lucha interna, que me repite y se repite: perdonar yo, perdonar yo; realmente no lo se, o la mejor quizás te pueda hacer el favor, pero eso si, en el dado caso, que lo dudo ocurra, y decida aceptar perdonarte, te debe quedar bien claro que:

¡Te perdono, pero, no olvido!

De repente, regreso a la realidad y me doy cuenta, que estoy enfrente del espejo, y he dialogado con mi propia imagen.

Y este interesante momento dialogante, es interrumpido por una lejana oración:

…perdonando, es como nos perdonas y naciendo en ti, nacemos a la vida eterna.

Y tú querido oyente: ¿Cómo es tu perdón?

Parábola para vivir. 13/ Marzo /2011.


jueves, 21 de abril de 2011

En el Ocaso de la vida.

A todos los Sacerdotes: Siervos por Amor.

Al atardecer, la vida camina con la misericordia de Dios; el peso de los años, solo es superado por el peso de la sabiduría.
El cuerpo es apenas arrastrado, los brazos apuntan hacia el suelo, la espalda se arquea hacia enfrente; la memoria traiciona, el pasado, ya no es posible vivir con el, el olvido es el presente.
Los pasos son lentos, muy lentos, la “máquina “de caminar ya no acelera, la baja velocidad se ha instalado, para darle paso a los recuerdos, combustible vital, para moverse y mantener la vida.
Las reflexiones son pausadas como el andar, solo los recuerdos, son veloces y son tantos que atropellan a su creador; los amaneceres, solo son expectativas, esperas felices, cuando se pueden abrir los ojos. Mientras tanto, la esperanza, se sitúa en cada minuto, de la frágil vida.
La vida toda, es un recuerdo, una vieja película en blanco y negro, un presente, de cine mudo.
Es la vida, una carga liviana, pero difícil de llevar; pesa mucho, reconocer que ya no se es el mismo, que las fuerzas y la agilidad ya no nos pertenece y se quedaron en tiempos idos.
En mi silencio y en mis oscuridades interiores, en este ahora, solo resuena en mi mente, tu mandato, con toda claridad se escucha tu voz, y mi obediencia está intacta, si mi Señor, a cada rato te escucho:



“Vayan por todo el mundo y anuncien la buena nueva”,

Me llamaste a ser tu mensajero, me entregaste un rebaño de ovejas, y no me pude resistir, me sedujiste Señor. Puse toda mi energía y juventud a tu servicio; acometí con valor, entereza y con toda mi alma la tarea que me confiaste; viví con alegría, las limitaciones que me tocó pasar, la estrechez material y las abundantes incomprensiones, no fueron nada, porque cada conversión, en el rebaño que me diste, recompensó esos ratos amargos.


Hoy enfrento la vida, teniendo presente que en este mi ocaso, hay sentimientos encontrados propios y ajenos; desde la frágil simpatía, hasta la sensación de ser una carga, ya hay muy pocos amigos y los familiares van desapareciendo, hasta volverse escasos, ya sus visitas son menos frecuentes y siempre tienen bonitas excusas. Solo se depende de Dios, razón de mi esperanza y suficiente para mi vida, soy tu testigo que me aferro y clamo junto con el Salmista:

“Pues tú eres Señor, mi esperanza y en ti he confiado desde mi juventud. En ti me apoyé desde mis primeros pasos, tú me trajiste desde el seno de mi madre, y para ti va siempre mi alabanza. Pero ahora para muchos soy un escándalo, y solo me quedas tú, mi amparo seguro. Llena de tu alabanza esta mi boca, de tú esplendor, el día entero. No me despidas ahora que soy viejo, no te alejes cuando mis fuerzas me abandonan… Oh Dios, no te alejes de mi, Dios mío, ven pronto a socorrerme.” (Sal 71, 5-9, 12)

Soy Señor, el pastor que tu llamaste, hoy un anciano sacerdote, que confía en tu misericordia, que ansía con esperanza tu promesa. Tus maravillas me fortalecen y me animan para encaminarme a tu encuentro, con la alegría y la felicidad que me proporcionan el saber de mi fidelidad y la certeza de la labor cumplida. Te alabo y te doy gracias por darme la oportunidad de ser tu servidor, gracias Señor, tú eres mi consuelo y felicidad.

Y tú querido oyente: ¿Cómo esperas llegar al final de tu vida? Y ¿Qué haces por tus sacerdotes?

Parábola para vivir. Del programa radial: “Con el Corazón de la Iglesia.” 6 / Julio / 2010.

jueves, 31 de marzo de 2011

Nuestro nombre y mision.

LUXIERNAGAS Con x es un multiespacio de reflexión; destinado para que confluyan, todos aquellos, que el Evangelio denomina pequeños, pero no entendido bajo los criterios de estatura o edad, sino en la manifestaciones de sencillez en el actuar, de juventud en el vivir, solidarios en la acción, esperanzados y pacientes en la actitud, decididos y ardientes en la fe. Si, es cierto, que los jóvenes son la “opción preferencial”, ya que ellos son el presente, no el futuro, como se les pudiera etiquetar. Ellos traen la contribución vital y renovadora, que acompañará nuestra iglesia, en su despertar, originado hace unos años atrás, con motivo del Concilio Vaticano II. Son ellos, la vanguardia que camina con paso seguro hacia mejores destinos, en la tarea de hacer y vivir el bien que nos acerca a la santidad.


LUXIERNAGAS, con x, es “FIAT LUX”, ambiciosa propuesta, solo sostenida por la convicción, de confiar en la Divina Providencia y dejarnos conducir por el Espíritu de Dios, que nos impulsa a materializar este proyecto y creyendo, como dice el poeta: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.”

La primera inquietud, sin haberlo previsto, ha sido el programa radial: “Con el Corazón de la Iglesia.” Laicos a los laicos, definición de nuestra inquietud, que siempre hemos manifestado, no tener un carácter, discriminatorio, sino como definición de un foco al que se dirige la reflexión. Este es un programa transmitido por medio de Radio María, El Salvador, con una frecuencia de emisión semanal, hasta hace poco, habiendo cumplido dos años de transmisión el pasado mes de febrero.

Recientemente hemos retomado la preparación para su publicación, de un pequeño volante, para “evangelización al paso” haciendo nuestra una propuesta original, de nuestro apreciable amigo, Padre Héctor Maldonado, durante su período pastoral como Párroco en la parroquia: Jesús de Nazaret, volante nombrado “LUCES” y que para esta etapa lo rebautizamos como:

“LUXes”, y, nace a la vida, este blog, gracias a la entereza, dedicación y responsabilidad de Santiago Palma, pionera luciérnaga, que desde un principio ha dicho ¡Si! Y nos presenta, el fruto de su joven esfuerzo. Gracias, Santi, afectiva nominación familiar, que me apropio, para darte mi especial agradecimiento, haz sido un valioso eco, de algunas inquietudes creativas de servicio a nuestra Iglesia. Dios, te lo pagará. Y les reitero, la invitación de la bienvenida, a todos aquellos que quieran agregarse a esta misión, en este espacio de puertas abiertas para reflexionar.

Y para contribuir inicialmente, les comparto una pequeña historia, contenida en una “Parábola para vivir”, presentada en el programa radial: “Con el Corazón de la Iglesia.”

“Las Luciérnagas y la Serpiente.”

Parábola para vivir.

El predicador decía a los fieles que Jesús proclama el Reino de Dios, en el que cada creyente es llamado a construirlo; que todos seamos discípulos y que creamos en él; que seamos apóstoles, para ser el núcleo de su Iglesia; que la base de la convivencia en la Iglesia, es el servicio, utilizando la ley fundamental del amor y este se manifiesta, por el perdón, tal como él lo enseña.

Desde las bancas de atrás, alguien pregunta: ¿Cómo podemos hacerlo? Esto es muy difícil.

El sacerdote, que lleva la predicación le responde: Ciertamente es difícil, pero es la tarea de todos los creyentes, hacer vida el mensaje cristiano que nos invita a procurar el bien en el mundo y que en cuanto nuestro compromiso sea mayor, crecerá e iluminará a muchos, cooperará grandemente con la Iglesia y por supuesto, será cooperador de Dios, llevando la palabra acompañada de un testimonio de vida, que muestre a otros fielmente, su pertenencia a la Iglesia y su camino a recorrer.

Sin embargo, es justo decir y tener en cuenta, qué seguir a Cristo, siendo luz, es ocasión para la envidia, las tentaciones, la provocación de todo tipo; al demonio no le agrada esto y buscará llevarles a sus planes .

- Casi no he entendido, dice uno de los presentes, ¿Hay alguna otra manera de enseñarlo?

Bueno, lo intentaré hacer como si fueran niños, y por ello les contaré la siguiente fábula:

En la noche oscura del bosque, un grupo de luciérnagas revoloteaba. Mientras tanto, desde la rama de un árbol, una serpiente les observaba y así mismo se preguntaba: ¿Quiénes serán esas luces voladoras? ¿Por qué danzan tan tranquilas en la noche? Si aquí en el bosque, hasta las llamadas fieras salvajes, se alejan porque me tienen miedo. Ellas se lo buscaron, iré tras ellas y me las comeré. Dicho esto, desenrolló su largo cuerpo y fue en busca de las luces; al estar cerca, observó a aquellos pequeños animales, que emitía una intermitente luz, y empezó a perseguirlas, por algún tiempo, asustadas inicialmente las luciérnagas, al momento se repusieron y una de ellas se detiene de su revolotear defensivo, y le dice:

Oiga señora, no estoy segura, si usted es culebra o serpiente, ni se la diferencia y tampoco me importa, quiero que se detenga y nos explique ¿por qué nos persigue?

Por supuesto, para comérmelas. No es acaso eso lo que hacen las serpientes, y aprovecho el momento para presentarme y no ser confundida.

Pero, no ves que apenas somos unos pequeños insectos, ¿que va a comernos, si apenas cuerpo tenemos y mucho menos carne para dejarla satisfecha? Mejor busque algo más grande, para que le quite el hambre.

La serpiente se detiene y muy sorprendida le dice:

Quizás tienes razón, pero a fuerza de tu atrevimiento, te diré la verdad: es, esa tu luz, la que me tiene contrariada, arruinas esta oscuridad, que tanto me agrada.

A eso nos llama Cristo, brillar con luz propia, en la oscuridad de la vida. No importa cuán sencillo y pequeño seas, solo es necesaria tu perseverancia y valentía, para ser, una pequeña lámpara encendida.

Y tú querido amigo: ¿Qué quieres ser?